15 de diciembre de 2011

Practica del Adviento - Dom Gueranger


Si nuestra Madre, la Santa Iglesia, pasa el tiempo del Adviento ocupada en esta solemne preparación al advenimiento de Jesucristo; si como las vírgenes prudentes, permanece con la lámpara encendida para la llegada del Esposo; nosotros, que somos sus miembros e hijos, debemos participar de los sentimientos que la animan y hacer nuestra esta advertencia del Salvador: "Cíñase vuestra cintura como la de los peregrinos, brillen en vuestras manos antorchas encendidas, y vosotros sed semejantes a los criados que están a la espera de su amo" (San Lucas, 12, 35).
En efecto, la suerte de la Iglesia es también la nuestra; cada una de nuestras almas es objeto, por parte de Dios, de una misericordia y de una providencia semejantes a las que emplea con la misma Iglesia. Sí ella es el templo de Dios, es porque se compone, de piedras vivas; si es la Esposa, es porque está formada por todas las almas invitadas a la unión eterna con Él. Si es cierto que está escrito que el Salvador conquistó a la Iglesia con su Sangre (Hebreos, 20, 28), cada uno de nosotros hablando de sí mismo puede decir como San Pablo: Cristo me amó y se entregó por mí (Gálatas, 2, 20). Siendo pues idéntica nuestra suerte, debemos esforzarnos durante el Adviento en asimilar los sentimientos de preparación que vemos que embargan a la Iglesia.
En primer lugar, es un deber nuestro el unirnos a los Santos del Antiguo Testamento para pedir la venida del Mesías y pagar así la deuda que toda la humanidad tiene contraída con la misericordia divina. Para animarnos a cumplir con este deber, transportémonos con el pensamiento al curso de estos miles de años, representados por las cuatro semanas del Adviento y pensemos en aquellas tinieblas, en aquellos crímenes de toda clase en medio de los cuales se movía el mundo antiguo. Nuestro corazón debe sentir con la mayor viveza el agradecimiento que debe a Aquel qué salvó a su criatura de la muerte y que bajó hasta nosotros para ver más de cerca y compartir todas nuestras miserias, fuera del pecado. Debe clamar con acentos de angustia y confianza hacia Aquel que se dignó salvar la obra de sus manos, pero que quiere también que le hombre pida e implore su salvación. Que nuestros deseos y nuestra esperanza se dilaten con estas ardientes súplicas de los antiguos Profetas que la Iglesia pone en nuestros labios; abramos nuestros corazones hasta en sus últimos repliegues a los sentimientos que ellos expresan.
Cumplido este primer deber, pensaremos en el advenimiento que el Salvador quiere hacer en nuestro corazón. Advenimiento lleno de dulzura y de misterio y que es consecuencia del primero, puesto que el Buen Pastor no viene solamente a visitar a su rebaño en general, sino que extiende sus cuidados a cada una de sus ovejas, aún a la centésima que se había extraviado. Ahora bien, para captar todo este inefable misterio, es necesario tener presente que así como no podemos ser agradables a nuestro Padre Celestial sino en la medida que ve en nosotros a Jesucristo, su Hijo, este Divino Salvador tan bondadoso se digna venir a cada uno de nosotros para transformarnos en Él, si lo consentimos, de suerte que no vivamos ya nuestra vida sino la suya. Éste es el objetivo del Cristianismo: la divinización del hombre por Jesucristo. Tal es la tarea sublime impuesta a la Iglesia. Con San Pablo dice Ella a los fieles: "Vosotros sois mis hijitos, pues os doy un nuevo nacimiento para que Jesucristo se forme en vosotros" (Gálatas, 4. 19).
Pero lo mismo que al aparecer en este mundo, el Divino Salvador se mostró primeramente bajo la forma de un débil niño, antes de llegar a la plenitud de la edad perfecta necesaria para que nada faltase a su sacrificio, del mismo modo tratará de desarrollarse en nosotros. Ahora bien, es precisamente en la fiesta de Navidad cuando quiere nacer en las almas y cuando derrama sobre su Iglesia una gracia de Nacimiento, a la cual no todos son ciertamente fieles. Porque mirad la situación de las almas a la llegada de esta inefable fiesta. Las unas, el número más reducido, viven plenamente de la vida de Jesucristo que está en ellas y aspiran continuamente a crecer en esta vida. Las otras, en mayor número, están vivas ciertamente, por la presencia de Cristo, pero enfermas y endebles por no desear el aumento de esta vida divina; porque su amor se ha resfriado. Los demás hombres no gozan de esta vida, están muertos, porque Cristo dijo: "Yo soy la vida".
Durante los días del Adviento pasa llamando a la puerta de todas estas almas, bien sea de una manera sensible; o bien de una manera velada. Les pregunta si tienen sitio para Él, para que pueda nacer en ellas. Y aunque la posada que reclama sea suya, porque Él la construyó y la conserva, se queja de que "los suyos no lo quisieron recibir", al menos la mayoría de ellos.
"Por lo que toca a aquellos que lo recibieron, les dio poder para hacerse hijos de Dios y no hijos de la carne o de la sangre"
(San Juan, 1, 11-13.)
Preparaos, por tanto, vosotras, almas fieles; que lo guardáis dentro de vosotras como un preciado tesoro y que desde tiempo atrás no tenéis otra vida que su vida, otro corazón que su corazón, otras obras que sus obras, preparaos a verlo nacer en vosotras más hermoso, más radiante, más poderoso que hasta ahora lo habíais conocido. Tratad de descubrir en las frases de la santa liturgia estas palabras misteriosas que hablan a vuestro corazón y encantan al Esposo.
Ensanchad vuestras puertas para recibirlo nuevamente, vosotras que lo tenéis ya dentro pero sin conocerlo; que lo poseéis pero sin gozarlo. Ahora vuelve a venir con renovada ternura; ha olvidado vuestros desdenes, quiere renovarlo todo. Haced sitio al Divino Infante porque querrá crecer en vosotras. Se aproxima el momento.. Las palabras de la liturgia son también para vosotras; hablan de tinieblas que sólo Dios puede deshacer, de heridas que sólo su bondad puede curar, de enfermedades que únicamente pueden sanar por su virtud.
Y vosotros, cristianos, para quienes la Buena Nueva es como si no existiera, porque vuestros corazones están muertos por el pecado, bien se trate de una muerte que os aprisiona en sus cadenas desde hace mucho tiempo, o bien de heridas recientes: he aquí que se acerca el que es la vida. "¿Por qué habréis de preferir la muerte? Él no quiere la muerte del pecador sino que viva" (Ezeq. 28, 31-32). La gran fiesta de su Nacimiento será un día de universal misericordia para todos los que quieran recibirlo. Éstos volverán con Él a la vida; desaparecerá toda su vida anterior, "y la gracia sobreabundará allí donde la iniquidad ha abundado" (Romanos, 5, 20).
Y si la ternura y suavidad de este misterioso advenimiento no nos seduce, porque tu recargado corazón no es capaz todavía de experimentar confianza, porque después de haber sorbido la iniquidad como el agua, no sabes lo que es aspirar por amor a las caricias de un Padre cuyas llamadas has despreciado, entonces debes pensar en ese otro Adviento terrorífico que ha de seguir al que se realiza silenciosamente en las almas. Escucha los crujidos del universo ante la proximidad del Juez terrible. Contempla los cielos huyendo ante tu vista, desplegándose como un libro; aguanta, si puedes, su aspecto, su mirada deslumbrante: mira sin estremecerte la espada de dos filos que sale de su boca (Apocalipsis, 1, 16); escucha, por fin, esos gritos lastimeros: "Oh montes, caed sobre nosotros; oh rocas; cubridnos" (San Lucas, 23, 30). Estos gritos son. los que lanzarán en vano aquellas desgraciadas almas que no quisieron conocer el día de su visita. Por haber cerrado su corazón a Dios que lloró sobre ellas, bajarán a horas vivas al fuego eterno, cuyas llamas son tan ardientes que devoran los frutos de la tierra y los más ocultos fundamentos de las montañas. Allí es donde el gusano eterno roe un pesar que no muere nunca.
Aquellos que no se conmueven ante la noticia de la próxima venida del celestial Médico, del Pastor que generosamente da la vida por sus ovejas, mediten durante el Adviento en el tremendo pero innegable misterio de la Redención humana, inutilizada por la repulsa que de ella hace con frecuencia el hombre. Calculen sus fuerzas y si desprecian al Infante que va a nacer, consideren si serán capaces de luchar con el Dios fuerte el dia que venga, no a salvar, sino a juzgar.
Por lo demás, este temor no es sólo propio de los pecadores, es un sentimiento que debe experimentar todo cristiano. El temor, si va solo, hace esclavos; si lo acompaña el amor, dice bien del hijo culpable que busca el perdón de su irritado padre. Aún cuando el amor lo arroje fuera, a veces reaparece como un rayo pasajero, para conmover felizmente, el corazón del alma fiel hasta sus más íntimos fundamentos. Entonces siente revivir en sí el recuerdo de su miseria y de la gratuita misericordia del Esposo.
De todo esto se puede sacar en consecuencia que el Adviento es un tiempo dedicado principalmente a los ejercicios de la vía purgativa; esto está bien significado por aquella frase de San Juan Bautista que la Iglesia repite con tanta frecuencia durante este santo tiempo: "¡Preparad los caminos del Señor!" Que cada uno de nosotros trabaje, pues, seriamente en allanar el camino por donde ha de entrar Cristo en su alma. Los justos, siguiendo la doctrina del Apóstol, "olviden lo que han hecho en el pasado" y trabajen con nuevos ánimos. Apresúrense los pecadores a romper los lazos que los cautivan, las costumbres que los dominan; mortifiquen su carne, comenzando el duro trabajo de sujeción al espíritu. Oren sobre todo con la Iglesia. De esta manera, cuando venga el Señor, tendrán derecho a esperar que no pase de largo por su puerta sino que entre, puesto que ha dicho (Apocalipsis, 3, 20), dirigiéndose a todos: "He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abriere, entraré en su casa".

Dom PRÓSPERO GUÉRANGER (Tomado de "El año litúrgico")

16 de noviembre de 2011

Homilia del Cardenal Castrillón Hoyos en Asamblea de la FIUV

Tomado de Una Voce Roma Eterna

Homilía del Cardenal Castrillón Hoyos en la Solemne Misa oficiada en la Basílica Vaticana

¡Sea alabado Jesucristo!
Saludo al Dr. Leo Darroch, presidente de la Federación Internacional “Una Voce”, y a los señores delegados de la XX Asamblea General, así como a todos los fieles presentes.
Agradezco especialmente al presidente Darroch por su gentil invitación a oficiar este solemne acto litúrgico, el cual tiene lugar cuatro años después de promulgado el motu Proprio Summorum Pontificum de Su Santidad Benedicto XVI.
Bienamados hermanos y hermanas:
Me siento en verdad gozoso de estar aquí entre vosotros para expresar un sentido agradecimiento a la Divina Providencia, que nunca deja de socorrer a sus hijos que la invocan con confianza. Al mismo tiempo manifestamos nuestro sincero reconocimiento a nuestro amado Santo Padre Benedicto XVI, que con su clarividente solicitud pastoral ha devuelto a la Iglesia universal el sagrado rito gregoriano, dándole un nuevo impulso después de tantos lustros de olvido.
“Consta efectivamente que la liturgia latina de la Iglesia en sus varias formas, en todos los siglos de la era cristiana, ha impulsado en la vida espiritual a numerosos santos y ha reforzado a tantos pueblos en la virtud de la religión y ha fecundado su piedad” declara Benedicto XVI en el motu proprio Summorum Pontificum.
Es en la obediencia, obsequio y respeto para con el Magisterio de la Iglesia (máxime en relación con el supremo Magisterio de Pedro) como se actualiza en la vida de todo creyente el propósito fundamental de la sequela Christi (el seguimiento de Cristo).
En tal óptica se inserta la recta comprensión de los deberes y de los derechos de los fieles, que en la sagrada liturgia encuentran su forma de expresión más eminente, explicitando en la fuerza santificante de la acción sacramental el verdadero culto al Dios Altísimo, Creador y Señor del universo.
El Santo Padre Benedicto XVI, cuya profunda sensibilidad litúrgica es bien conocida, ha reiterado frecuentemente con su alto magisterio la importancia de la liturgia y de su recto uso, a fin de que en la diversidad de las formas cultuales pueda resplandecer la riqueza de los tesoros de fe y espiritualidad de la Esposa de Cristo, ya que la “relación entre el misterio creído y celebrado se manifiesta de modo peculiar en el valor teológico y litúrgico de la belleza. En efecto, la liturgia, como también la Revelación cristiana, está vinculada intrínsecamente con la belleza: es veritatis splendor (Benedetto XVI, Es. Ap. Sacramentum Caritatis, n.35).
El rito gregoriano con su solemnidad y sublimidad de contenidos constituye indudablemente una forma excelente de elevar a Dios la alabanza que le es debida, ofreciendo, al mismo tiempo, a los fieles una más profunda percepción del Misterio que celebra.
Semejante magnificencia no es debida simplemente a una suma de elementos exteriores y de índole puramente estética, sino que éstos más bien brotan y se nutren de una profunda interioridad.
Podemos afirmar que se complementa así el deber de ofrecer a Dios con la mayor dignidad el tributo de adoración y de alabanza propio de su Majestad con el derecho que tienen los fieles de poder expresar de la mejor manera posible su aspiración de poner en acto adecuadamente dicho deber.
Al escuchar la perícopa evangélica de San Lucas que trae la misa de hoy no debe sorprendernos que a las palabras de encomio que la mujer del pueblo pronuncia refiriéndose a la Madre del Salvador –“Bienaventurado el seno que te llevó… etc. (Luc. XI, 27) – responda Éste recordando la bienaventuranza de la obediencia a la Palabra de Dios.
Argumentando de esa manera, Nuestro Señor Jesucristo, en efecto, no toma en absoluto sus distancias de la afirmación de elogio dirigida a la Santísima Virgen; más bien la refuerza, subrayando la preclara virtud de la total oblación que en Ella refulge más que en ninguna otra criatura, a tal punto que con la misma se marca indeleblemente el exordio de la redención de la Humanidad.
Al mismo tiempo nos recuerda cómo la Virgen fue elegida por la Santísima Trinidad como modelo y guía de aquellos que nada anteponen a la salvación eterna: es justamente imitando la obediencia fiel de la Madre del Amor Hermoso como nuestra propia obediencia de caminantes en busca de Dios logra encontrar un sendero seguro que nos conduzca al Sumo Bien.
Estamos seguros de poder decir que la obediencia a Dios pasa por la obediencia a María, hasta tal punto que en la sincera devoción a tan excelsa Reina se manifiesta elocuentemente la divina predilección hacia las criaturas que han comprendido este admirable secreto del espíritu.
A tal propósito escribe San Luis María Grignion de Montfort en su Tratado de la Verdadera Devoción a María, refiriéndose al libro de los Proverbios (VIII, 32):
«…finalmente, los predestinados siguen el ejemplo de la Santísima Virgen, su tierna Madre. Es decir, la imitan y, por esto, son verdaderamente dichosos y devotos y llevan la señal infalible de su predestinación, como se lo anuncia su cariñosa Madre: “Dichosos los que siguen mis caminos”, es decir, quienes con el auxilio de la gracia divina practican mis virtudes y caminan sobre las huellas de mi vida » (n. 200).
El singular compendio de todas las virtudes con el cual ha adornado la Divina Sabiduría a la Santísima Virgen es como el reflejo de aquella humildad inigualable que ha hecho de Ella Soberana de gracia y Madre de misericordia ante el Corazón Divino.
La obediencia de Santa María Virgen es la perfumada flor germinada en el surco de esta su insondable humilitas, que embriaga suavemente a toda alma deseosa de rendirle homenaje y de pedirle ayuda y protección.
El Santo Doctor de la Iglesia Alfonso María de Ligorio delinea algunos importantes principios teológicos sobre el papel de María Santísima a favor del pueblo cristiano:

«al llamar a María “Mediadora”, mi intención ha sido llamarla tan sólo Mediadora de gracia, a diferencia de Jesucristo, que es el primero y único mediador de justicia. Llamando a María “Omnipotente”… he pretendido llamarla así en cuanto que ella, como Madre de Dios, obtiene de Él cuanto le pide en beneficio de sus devotos… Llamando, en fin, a María nuestra “Esperanza”, entiendo llamarla tal porque todas las gracias (como entiende san Bernardo) pasan por sus manos» (cfr. op. cit., Parte I, Sobre la Salve Regina, Protestación del Autor).

El alma obediente a Dios –bajo el ejemplo de María Santísima– se halla toda ella invadida por el deseo de cumplir su voluntad a cualquier precio. No en otra cosa consiste el amor de las creaturas, como recuerda el mismo Salvador:

“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama” (Ioann. XIV, 21).
Santo Tomás de Aquino, refiriéndose a esta afirmación del Señor, escribe:
“…hay quien tiene los mandamientos de Dios en el corazón mediante el recuerdo y la asidua meditación… Pero esto no basta si luego no los observa en el obrar… Otros tienen los mandamientos en la boca para recitarlos y para exhortar… También éstos, sin embargo, deben observarlos en sus obras… Otros, en fin, tienen los mandamientos en las orejas y los escuchan de buena gana y con diligencia… Mas esto tampoco basta si no los guardan”(Comentario al Evangelio según san Juan, XIV, § 1933).
Si es cierto que el culto más agradable a Dios es aquel de hacer su voluntad, al mismo tiempo no se puede no tener en cuenta la extraordinaria importancia del culto externo, del cual la Sagrada Liturgia constituye el medio privilegiado por el cual se actualiza.
La difundida práctica de los abusos en campo litúrgico durante los años del posconcilio ha producido profundas heridas en la Iglesia, desautorizando la preeminencia de aquel espíritu de obediencia al Magisterio de la Iglesia que debería caracterizar infaltablemente la expresión de la fe.
El ars celebrandi proviene de la obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud, pues es precisamente este modo de celebrar lo que asegura desde hace dos mil años la vida de fe de todos los creyentes (Benedicto XVI: Exhortación apostólica postsinodal Sacramentum Caritatis, n. 38).
Sabemos cómo el pretendido “espíritu del Concilio” constituye para algunos un instrumento para propugnar reivindicaciones oportunistas dirigidas a imponer inquietantes modos de pensar y de obrar. Son ellos responsables de peligrosas desviaciones teológico-pastorales que perjudican concretamente la vida de fe del pueblo de Dios.
La Sagrada Liturgia, en especial, es a menudo objeto de arbitrarias interpretaciones que trastornan su naturaleza y sus fines, causando sufrimiento y desorientación en los christifideles (fieles), convertidos en espectadores atónitos de prácticas marcadas por formas insólitas de creatividad exasperada.
Queridos fieles:
En este día significativo para vuestra piadosa organización, surgida del amor a Jesús y a su Iglesia, ofrezcamos nuestras plegarias para que la voz del Vicario de Cristo sea escuchada y amada por todos.
Imploremos a la Santa Madre de Dios, la más humilde y exaltada de todas las criaturas, aquellos sentimientos de humildad y de obediencia que Dios requiere de las almas devotas, a fin de que toda nuestra vida sea una liturgia de alabanza en el cumplimiento gozoso de la voluntad divina.
¡Sea alabado Jesucristo!

12 de noviembre de 2011

Asamblea de la FIUV en Roma


Tomado del Blog de UNA VOCE SAVILLA


El pasado fin de semana (5 y 6 de noviembre de 2011) tuvo lugar en Roma la vigésima Asamblea General de la Federación Internacional Una Voce (FIUV), unas jornadas a las que Una Voce Sevilla envió una representación. La XX asamblea resultó muy fructífera. A destacar la reelección como presidente de Leo Darroch, que con acierto ha estado dirigiendo la Federación y bajo cuyo mandato se ha incrementado el número de asociaciones miembros de esta institución.


La asamblea dio comienzo el sábado 5 de noviembre, con una misa en la que Su Eminencia Reverendísima el Sr. Cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente emérito de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei celebró una misa prelaticia en la Capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Pedro del Vaticano. El Santo Sacrificio fue oficiado en el rito romano tradicional para los delegados de las distintas asociaciones, llegados de los cinco continentes.

Después de esta misa de apertura, los delegados de las distintas asociaciones Una Voce compartieron mesa durante el almuerzo con S.E.R. el Cardenal Raymond Burke, prefecto de la Signatura Apostólica, para seguidamente dar lugar a la celebración de la asamblea, en la que se tomaron importantes acuerdos de los que se dará cumplida noticia en la página de la Federación Internacional.

La jornada del domingo comenzó con la asistencia de los delegados de Una Voce a la Misa Solemne en la iglesia de la Trinidad de los Peregrinos, parroquia personal para la Forma Extraordinaria que el Santo Padre encomendó a la Hermandad Sacerdotal de San Pedro (FSSP) en la diócesis de Roma. El P. Joseph Kramer, quién ofició la Misa, saludó al inicio del sermón a los delegados de Una Voce y elogió el trabajo de la Federación durante más de cuarenta años en favor de la conservación y difusión de la liturgia gregoriana.

Posteriormente, y tras un almuerzo de hermandad, tuvo lugar el “Foro Abierto”, en el que se pronunciaron distintas conferencias sobre la Misa Tradicional, el apostolado de las distintas instituciones sacerdotales vinculadas a la Forma Extraordinaria, y también sobre la ya veterana historia de la Federación Una Voce, a cargo del Doctor Helmut Ruckriegel, uno de sus primeros miembros, para ilustrar a las asociaciones más jóvenes y recién incorporadas.

La asamblea se clausuró con el canto del Credo por parte de los asistentes.

En resumen, unas jornadas que seguro que darán excelentes frutos en el futuro.

1 de noviembre de 2011

Obispo de Frejus-Toulon, aboga por el retorno del Ofertorio tradicional

TOMADO DE UNA VOCE CÓRDOBA



Riposte Catholique informa que el Obispo de Frejus-Toulon (Francia), Mons. Dominique Rey, en una una entrevista concedida a L’Homme Noveau, se mostró favorable a la restauración de la plegaria tradicional del Ofertorio en el Novus Ordo, como así también el uso del Canon Romano (signo de comunión con toda nuestra tradición romana), a que el sacerdote se oriente hacia Dios a partir del Ofertorio, a que se comulgue en la boca, a que se recuperen algunos signos de reverencia propios de la liturgia romana antigua, y a un mayor uso del latín en la liturgia. En relación a la Misa tradicional se mostró partidario de un mayor enriquecimiento del calendario, y también del Leccionario.

30 de septiembre de 2011

Misa Tradicional este Domingo 02 de octubre


"Entonces,   tomando  Jesús  a aquel hombre de la mano, le sanó y le despidió" 




Parroquia de Nuestra Señora del Valle
11:30 hs
Confesiones antes de la misa
Se ruega que quién posea misal 
con el texto ordinario lo lleve

21 de septiembre de 2011

SANCTA MISSA EN CUBA

Nuestros amigos de UNA VOCE CUBA, nos envían imégenes de la Sancta Missa, rezada el pasado 18 de Julio, en el Convento de las Religiosas de Santa Brígida, en la Arquidiócesis de La Habana y organizada por Una Voce Cuba.
Desde aquí, un fuerte abrazo para esta Asociación hermana.











12 de septiembre de 2011

6 de septiembre de 2011

¡Feliz cumpleaños para el Muy Rvdo. Padre Adolfo Calívar!

Es el deseo de los fieles de Una Voce San Juan que elevan una oración a Dios Nuestro Señor, para que lo colme de bendiciones y premie sus esfuerzos y sacrificios con frutos de santidad.

¡Feliz Cumpleaños en Cristo Nuestro Señor!

1 de septiembre de 2011

Misa Tradicional en el altar mayor de la Basílica de Luján.

Una Voce San Juan tuvo el honor de unirse a la parte final de la peregrinación organizada por Nuestra Señora de la Cristiandad, la cuál culminó el pasado lunes 22 de agosto con la Santa Misa rezada según la forma tradicional por SER. Mons. Baseotto, ante los pies de Nuestra Santísima Señora de Luján, y un templo desbordante de fieles. 

De la Santa Misa, estas imágenes, propiedad de Una Voce San Juan:






Los Reverendos Padres, Caro (La Pampa) y Calívar (San Juan), a la salida de la Misa



17 de agosto de 2011

Aniversario y Sancta Missa en Lomas de Zamora

El pasado 15 de Agosto, Solemnidad de la Asunción de María Santísima a los cielos, ocurrieron dos acontecimientos que no queremos dejar pasar.

El primero de ellos es que se cumplió un año que la Sancta Missa de siempre se reza públicamente en la Parroquia de la Medalla Milagrosa, en la Arquidiócesis de La Plata. Para ellos nuestras Felicitaciones y nuestra oración en acción de gracias. Que la Virgen, Nuestra Señora, los siga acompañando en este apostolado. Un saludo especial para el P. Brian Moore y para el párroco, nuestro querido amigo P. Pablo Caballero.

El segundo es que después de décadas se volvió a rezar la Sancta Missa de siempre en la Diócesis de Lomas de Zamora, lo que es de gran alegría para toda la Argentina, quiera Dios que continúen periódicamente. Felicitaciones a Una Voce Lomas de Zamora. Abajo fotos de la ceremonia.









13 de agosto de 2011

Misa de Siempre, 15 de Agosto

Asunción de María Santísima a los cielos

Próximo lunes 15 de Agosto

Sancta Missa Tradicional

Capilla Nuestra Señora de Lourdes 21hs.

21 de julio de 2011

8 de julio de 2011

Aviso - Noticia


Con gran alegría publicamos la noticia del arribo a San Juan, el próximo domingo, del R.P. Raúl Esteban Olazábal Palou I.C.R.S.S


El Padre Olazábal, estará aproximadamente dos semana, por este blog publicaremos los horarios de las misas

Deo Gratias

Fotos - Corpus Christi

Imágenes de la festividad del Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo del pasado 23 de Junio.

Agradecemos las fotos que nos han hecho llegar el Sr. Julio Álvarez Mansilla y el Sr. Mario Díaz, ambos amigos y colaboradores de Una Voce San Juan