29 de agosto de 2012

DEGOLLACIÓN DE SAN JUAN BAUTISTA


  • Degollación de San Juan Bautista (Santo Patrono de la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo)
  • Santa Sabina, Mártir
  • San Mederico, Abad 
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

LA DEGOLLACIÓN DE 
SAN JUAN BAUTISTA



Herodes, enviando un alabardero, ordenó traer
la cabeza de Juan en una bandeja.
(Marcos, 6, 27).

San Juan Bautista había dejado el desierto para amonestar a Herodes que no le era lícito tener como esposa a Herodías, la mujer de su hermano. Irritado el tirano de su audacia, lo hizo arrojar en una prisión. Un día, mientras daba un festín, la hija de Herodías danzó en presencia de los convidados con tanta gracia, que Herodes le prometió concederle todo lo que le pidiese. Pidió ella la cabeza de Juan Bautista. Un soldado, enviado a la prisión, cortó la cabeza al Precursor y la trajo en una bandeja, como si fuese el último plato de este fúnebre festín.
MEDITACIÓN
SOBRE SAN JUAN, MÁRTIR
DE LA CASTIDAD, DE LA CARIDAD y DE LA VERDAD
I. San Juan vivió y murió de la castidad. Para conservar esta virtud angelical, dejó, a edad tierna, la casa de su padre, y se retiró al desierto, donde sujetó su cuerpo mediante continuas austeridades. Si comprendieses tú la belleza de esta virtud, la amarías e imitarías a San Juan. Pero, para conservar la castidad hay que huir del mundo, amar la soledad, practicar la mortificación. Si no puedes morir mártir de la castidad como San Juan, vive como él en inviolable castidad. Algo más grande es vivir en la castidad que morir por ella. (Tertuliano).

II. San Juan fue también mártir de la caridad. El celo que tenía por la salvación de las almas le hizo dejar la soledad, puesta la mira en convertir a Herodes. ¡Cuán feliz serías tú si pudieses, como el santo precursor, derramar tu sangre por la salvación del prójimo! Si no puedes imitarle, reza al menos por los pecadores, exhórtalos a penitencia, haz abundantes limosnas para obtener su conversión.

III. San Juan fue también mártir de la verdad: reprochó intrépidamente a Herodes sus escandalosos desórdenes, y prefirió morir antes que traicionar la verdad. Aunque tuvieses que perder la vida nunca debes disfrazar tus sentimientos, ni tolerar el vicio por cobarde complacencia cuando tu deber sea corregirlo. Los hombres aman la verdad cuando ella los halaga, pero sienten aversión por ella cuando les reprende sus defectos. (San Agustín).

La castidad
Orad por las vírgenes.


ORACIÓN

Haced, os lo suplicamos, Señor, que la piadosa solemnidad del bienaventurado Juan Bautista, vuestro precursor y mártir, nos obtenga gracias eficaces de salvación. Vos que, siendo Dios, vivís y reináis en unidad con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

24 de agosto de 2012

MIRADME CRUCIFICADO


Tomado de catolicidad-catolicidad.com.ar

Miradme, hijos míos, miradme crucificado. Ved lo que parezco, ved si veis en mí a un hombre o a un ser que no se puede ni reconocer. Miradme, hijos míos, miradme crucificado. Soy Jesús, vuestro Señor y vuestro Redentor. Pocos me dais las gracias por haberos abierto las puertas del Cielo. ¡Con cuánto amor os redimí! ¡Con cuánto amor! Mi Madre unió su amor al mío y fue corredentora con inmenso amor, Ella unida a mí. Miradme hijos míos, miradme crucificado.

El hombre debe elegir el unirse a mí, el reparar, el ofrecer. Acérquense al Sacramento de la Penitencia, donde les espero. Acérquense a recibir mi Cuerpo y mi Sangre. Aliméntense de mi amorosa entrega. Hijos, no desprecien este instante, volteen la mirada, acudan a los Sacramentos con prontitud. Oren y reparen sin dilación, es preciso, no demoren.

Mediten mi entrega, mediten mi Pasión, mediten en la esencia de mi Amor por la humanidad, mediten en la esencia de cada acto de mi Pasión, en cada flagelo, en cada caída.

Adéntrense en lo íntimo de mi Cruz, no la miren superfluamente, cada trozo de madera es amor de mi amor y contiene el extremo amor de mi Padre.

19 de agosto de 2012

Acerca del Santo Sacrificio de la Misa

Tomado de catolicidad-catolicidad.blogspot.com.ar

No deberíamos olvidar las palabras del gran Papa, San Pío X:

“La participación activa en los Sagrados Misterios, es la fuente primaria e indispensable del verdadero espíritu cristiano.” Es necesario que cada cristiano cumpla su deber bautismal, por una participación inteligente y devota en la fuente primaria de la gracia, que es la Santa Misa.
Nadie puede ofrecer un método mejor para asistir a la Santa Misa que el uso adecuado del Misal, como nos lo propone la Santa Iglesia. ¿Qué método más práctico para oír y revivir las verdades y hechos de la vida de Cristo? La Santa Misa no es la oración privada del Sacerdote, sino la oración pública de la Iglesia.
La liturgia Católica nos viene desde tiempos apostólicos por Tradición, que con el Magisterio de los Pontífices y la Sagrada Biblia, ambos indisolublemente unidos, son los fundamentos de la Santa Madre Iglesia.  Así, la misa Tridentina o Tradicional que tiene sus raíces en los apóstoles fue codificada y establecida a perpetuidad por el Papa San Pío V en el  año 1570 con la Bula Quo primum tempore  y como afirma el Papa Benedicto XVI en su Motu Proprio Summorum Pontificum: nunca fue abrogada ni prohibida. 
Los fines que directamente se refieran a Dios, como son la adoración o alabanza, y la acción de gracias, se producen siempre infalible y plenamente con su infinito valor. Cada vez que se celebra el Sacrificio de la Misa se alaba sin límites a Dios Nuestro Señor y se ofrece una acción de gracias que satisface plenamente a su Divina Majestad. Esta oblación, dice Santo Tomás, agrada a Dios más de lo que le ofenden todos los pecados del mundo, pues Cristo mismo es el Sacerdote principal de cada Misa y también la Víctima que se ofrece en todas ellas. Afirmó San Lorenzo: “Más aprovecha para la remisión de la culpa, el oír una Misa que todas las oraciones del mundo.”
Sin embargo, los otros dos fines del Sacrificio de la Misa (propiciación y petición), que revierten en favor de las almas, no siempre alcanzan de hecho la plenitud que de suyo podrían conseguir debido a la negligente manera de seguir la Misa, la cual hic et nunc, aquí y ahora, aplica en las almas que asisten con devoción los méritos logrados por Jesús en el Sacrificio del Calvario. El sacrificio es el mismo, solo los asistentes son distintos. Pero no todos asistían con buenas disposiciones. La Virgen María, San Juan y la Magdalena son los modelos que debemos seguir para asistir correctamente a la Santa Misa y de ese modo recibir las gracias que necesitamos tanto y ofrecerle a Dios el único sacrificio agradable por el cual fuimos perdonados: el de Cristo en la Cruz perpetuado en la Santa Misa. Dice San Jerónimo: “La celebración de la Misa vale tanto cuanto vale la muerte de Cristo en la cruz.”
Dice la Imitación de Cristo con San Gregorio: “Por las Misas que se celebran en la Iglesia, se convierten los infieles a la Fe; las almas, de las penas del Purgatorio vuelan al cielo, y los justos se afirman más en la gracia de Dios.” Es la piedra angular sobre la que se edifica la Iglesia. El punto en que convergen la Iglesia Triunfante, la Iglesia Purgante y la Militante. Gracias a la Santa Misa podemos ejercer la misericordia con las almas del Purgatorio. San Jerónimo dice que las almas que están en la penas del purgatorio, por las cuales el sacerdote ora y ruega en la Santa Misa, no padecen ningún tormento mientras se celebra la Santa Misa por ellas. El mismo Santo dijo que por cualquier Misa con devoción celebrada y oída salen muchísimas almas de las penas del Purgatorio, y a las otras que quedan en él les disminuyen las muchas penas que allí padecen.
ENORMES GRACIAS Y BENEFICIOS

Concluyendo, dice el Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino, que los efectos que causa el santo Sacrificio de la Misa y el oírla, son los siguientes:

-Resiste a los malos pensamientos. 
-Destruye los pecados (nos ayuda a evitarlos). 
-Mitiga el aguijón de la carne.
-Da fuerzas al alma para batallar contra los enemigos.
-Perdona los pecados veniales.
-Purifica, limpia y purga el corazón.
-Alienta a obrar bien.
-Aumenta la castidad. 
-Acrecienta el fervor de la caridad. 
-Da fuerzas para sufrir las cosas adversas
-Llena el alma de todas las virtudes.

Y, en fin, por decirlo de una vez, cuantos frutos, gracias, privilegios y dones recibimos de la mano del Altísimo, todos son por la sagrada muerte y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la cual se perpetúa en el Sacrificio de la Misa.
La virtud de justicia es aquella según la cual se debe dar a cada quién lo que se le debe. Es por eso que la virtud de religión nos inclina a otorgarle a Dios el culto que le debemos. De ahí que es una obligación grave asistir a Misa los domingos y fiestas de guardar, pecan mortalmente quienes, al no asistir, cometen tal injusticia. En el decálogo es el tercer mandamiento y de los preceptos de la Iglesia el primero. No es suficiente ser creyentes sin ser practicantes porque “si no vivimos como pensamos, terminamos pensando como vivimos”.