26 de febrero de 2011

LA MÚSICA SACRA, AL SERVICIO DE LA VERDAD

Tomado de Zenit






Columna de teología litúrgica dirigida por Mauro Gagliardi

Por Paul Gunter, O.S.B.*

ROMA, jueves 24 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- En la época en la que san Agustín escribióQui cantat, bis orat – “quien canta reza dos veces”, se podía reconocer fácilmente cómo el carácter propio de la música sacra la hacía esencialmente distinta de un simple canto en grupo, o de un elegante performance por parte de un músico experto, pero de ámbito secular. La convicción del hecho de que la oración redobla si es cantada en lugar de recitada, no se basaba tanto en los méritos del esfuerzo humano, sino más bien en la necesidad de describir la dimensión numinosa dentro de la música sacra, sus aspectos emotivos y artísticos, en cuanto que interfaz del intercambio entre Dios, Dador de todo bien, y la respuesta de amor del ser humano al amor omnipotente del Señor.

Un amor más grande buscará una calidad más alta y no sólo una cantidad más abundante, y esto sucede cuando la perseverancia de un individuo o de un grupo ha obtenido un progreso en el ámbito musical y ha experimentado por ello mismo la belleza de sus consuelos espirituales. La Sacrosanctum Concilium (SC) afirma que “la sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia” (n. 9) y añade muy agudamente que “antes de que los hombres puedan acercarse a la liturgia, es necesario que sean llamados a la fe y a la conversión”; además, en el número 10 aclara que “la liturgia es el culmen hacia el que tiende la acción de la Iglesia”. La liturgia, por tanto, es precisamente la fuente de la fuerza necesaria a toda obra apostólica. Allí donde la vida liturgica de la Iglesia es dejada a su aire, la falta de coherencia en sus frutos se hace evidente. Los músicos litúrgicos deben ser valorados y apoyados de todas las formas posibles, si deben alcanzar un nivel técnico tal que les permita comunicar, a través de la música sacra, la relación con el misterio tremendo que es Dios. Es esta percepción de la santidad de Dios, tomada específicamente de la música sacra, la que forma un puente que permite a las personas hacer encontrar su deseo de Dios con el deseo de conformar sus vidas a la Suya.

La musica sacra es oración ordenada a hacer elevar los corazones y las mentes hacia Dios. Más allá de los retos representados por las preferencias personales o culturales, el objetivo de la música sacra es siempre la alabanza de Dios. La participación activa en la asamblea debería estar ordenada a este fin, de modo que no venga comprometida ni la dignidad de la liturgia, ni se oscurezcan las posibilidades para una participación efectiva en el culto divino. La actuosa participatio no excluye diversos niveles de participación que, por si mismos, indican que la “participación en el acto” no disminuye por el hecho de que uno podría no estar cantando todo en cada momento. La música sacra debe conformarse a los textos litúrgicos, y la música devocional debe inspirarse en textos bíblicos o liturgicos, cuidando en cada caso no esconder las realidades eclesiológicas de la Iglesia. El Papa Juan Pablo II lo explicó a algunos obispos de los Estados Unidos, con ocasión de su visita ad Limina en 1998: “La participación plena no significa que todo el mundo hace todo, porque esto llevaría a clericarizar al laicado y a laicizar el sacerdocio; y esto no es lo que el Concilio tenía en mente. La liturgia, como la Iglesia, debe ser jerárquica y polifónica, respetando los diversos papeles asignados por Cristo y permitiendo a todas las distintas voces converger en un único gran himno de alabanza”. La música sacra, por ello, en sus expresiones de fe religiosa, fidelidad textual y dignidad mesurada, debe convertirse en un símbolo de comunión eclesial.

El carácter de música sacra no disminuye cuando ésta es sencilla, en la medida en que esa sencillez sea noble más que banal. El uso difundido, aunque prohibido, de música secular grabada y de canciones “pop” en los funerales justifica el distanciamiento de muchos fieles, que se muestran extraños a la vida musical de la Iglesia. Cantos “cultuales” doctrinalmente insípidos, que a menudo toman el lugar de tesoros litúsgicos con valor catequético, con el efecto de que la cultura de la música eclesial en muchas parroquias ha sido “llevada a un callejón sin salida en el que cada vez se puede decir menos sobre su quo vadis” – esta es la forma en la que J. Ratzinger describe la separación de la cultura moderna de su matriz religiosa (A New Song for the Lord. Faith in Christ and liturgy today, Crossroad, Nueva York 1996, p. 120).

La Sacrosanctum Concilium dijo que debería reservarse al canto gregoriano “el lugar principal” (n. 116) y que el órgano tubular “es capaz de añadir un notable esplendor a las ceremonias de la Iglesia, y de elevar poderosamente las almas a Dios y a las cosas celestes” (n. 120). Mientras que los efectos de las interpretaciones antropológicas postmodernas son intolerantes hacia toda tendencia de remitirse al pasado, las verdades intemporales e universales son beneficiosas a las personas de todo tiempo y lugar.

Es necesaria una catequesis litúrgica eficaz en el centro de la Nueva Evangelización para favorecer la inmersión de los fieles en los misterios celebrados per ritus et preces – a través de los ritos y de las oraciones (cf. SC 48). El Motu Proprio de 2007, Summorum Pontificum, ha ofrecido una oportunidad determinante para el revival del canto gregoriano, en esos lugares en que había sido practicado con anterioridad, además de su inserción en contextos en los que aún no era conocido. Sería triste, sin embargo, que por el ansia de comprenderlo todo, el uso del canto gregoriano en las parroquias se limitase a la celebración en “forma extraordinaria”, relegando así el antiguo idioma de este canto a la historia de la Iglesia y a símbolo de polarización. Entre las oportunidades pastorales, no es pedir mucho que las personas puedan hacer experiencia de la universidad de la Iglesia a nivel local, siendo capaces de cantar las partes que les competen en latín (cf. SC 54). Esta fue la intención de los padres del Concilio. Con la debida moderación y sensibilidad pastoral, esta práctica se uniría armónicamente a las ricas expresiones de la fe católica en vernáculo.

Finalmente, la armonía y ortodoxia de la música sacra para una predicación eficaz del depósito revelado depende de la fidelidad del cristiano a la vida de la gracia, en una dedicación mayor a vivir con coherencia, como la Regla de san Benito afirma tan claramente: “Consideremos, por ello, cómo deberíamos comportarnos en presencia de Dios y de sus ángeles, y mantengámonos […] de tal forma que nuestras mentes estén de acuerdo con nuestras voces” (19,6-7).

[Traducción del inglés por Mauro Gagliardi]

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*El padre Paul Gunter, O.S.B., es profesor en el Pontificio Instituto Litúrgico de Roma y consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice

20 de febrero de 2011

Entrevista a Don Leo Darroch (Presidente de la Federación Internacional Una Voce).




Tomado del blog de Una Voce Casablanca.


Fotografía: Leo Darroch entrega uno de los informes sobre Summorum Pontificum a Su Santidad. Tomada del blog: Forest Murmurs.


Don Leo Darroch, Presidente de la Federación Internacional Una Voce, ha concedido una entrevista a Paix Liturgique con respecto a la presentación en Roma del tercer informe elaborado por la organización que él preside al respecto de la aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum.


Usted es el presidente de la más antigua organización creada para apoyar la Misa tradicional en latín. ¿Podría darnos una breve introducción a lo que es Una Voce y a su trabajo?


Hacia el final del Concilio Vaticano II, se dio en el laicado una creciente preocupación por la continuidad de la herencia litúrgica de la Iglesia. Como resultado, a fines de 1964 y a principios de 1965, se formaron una cantidad de asociaciones nacionales. A principios de 1965 se reunieron en Roma los delegados de seis asociaciones europeas, y la Federación Internacional Una Voce fue formalmente erigida el 8 de enero de 1967, cuando los delegados de 20 asociaciones aprobaron los estatutos y eligieron el primer consejo.


La Federación es un movimiento de laicos, y sus metas principales consisten en asegurar que el Missale Romanum del Papa Juan XXIII (la edición de 1962) se mantenga en la Iglesia como una de las formas de la celebración litúrgica, y en salvaguardar y promover el uso del latín, del canto gregoriano y de la polifonía sacra. Representa a asociaciones de más de 30 países. Desde la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum en julio del 2007 se han recibido, en mayor número, distintos pedidos de información y asistencia de lugares tan alejados como Panamá y Japón. Cada dos años se convoca en Roma una asamblea general, y se realizan las elecciones para el consejo y la presidencia. La Federación no es una organización dirigida por un comité central. Cada asociación nacional es un cuerpo autónomo al que se anima a hacer todo lo posible para alcanzar los objetivos de la Federación a nivel local. No obstante esto, los que lideran la Federación están mejor posicionados para representar las preocupaciones comunes de los católicos tradicionales del mundo entero, a un nivel más alto de gobierno de la Iglesia.


La Federación es reconocida por la Santa Sede, sus puntos de vista son recibidos con cortesía y respeto por las Congregaciones romanas correspondientes, y sus representantes son recibidos en ellas de la misma manera. Con los años, ha hecho exitosas intervenciones en Roma en numerosas ocasiones, para salvaguardar la Misa tradicional y la práctica litúrgica antigua.


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¿Cuál es su valoración acerca de la implementación del Motu proprio Summorum Pontificum desde el 2007? En los comentarios de apertura al tercer informe anual de la Federación, usted remarcó la clara oposición de una gran parte del episcopado en todo el mundo. ¿Podría agregar algo al respecto?


El Motu proprio fue recibido con gran gozo por los miembros de la Federación, y nuestro trabajo ha crecido notablemente desde entonces. Muchos obispos han respondido obedientemente al motu proprio, y esto ha resultado en grades beneficios para el clero y los laicos en sus diócesis, donde hay parroquias que se vieron rejuvenecidas, especialmente en los Estados Unidos. Sin embargo, es también verdad que un gran número de obispos no ha respondido al pedido del Papa Benedicto de “abrir generosamente los corazones y dar lugar a todo lo que la fe misma permite”. La tercera parte de nuestro informe provee detalles de asociaciones miembros en lugares donde los obispos han ignorado o han rechazado los pedidos legítimos, incluso cuando algunos sacerdotes habían dicho que les gustaría celebrar el usus antiquior con sus fieles.


Aunque el Santo Padre, el legislador supremo, ha dado permiso directamente a los sacerdotes, es un hecho que muchos obispos parecen incapaces de aceptar que Summorum Pontificum es una Carta Apostólica – un decreto papal – y no un indulto (como Ecclesia Dei adflicta, de 1988) según el cual se requiere su permiso; así están rehusando aceptar la voluntad expresa de la más alta autoridad.


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Algunas personas continúan pensando que la Misa tradicional en latín está reservada a un grupo de europeos anticuados y de clase alta. ¿Es ésa su experiencia? En el motu proprio, el Papa declara su esperanza de que la reintroducción del Misal del Beato Juan XXIII alcance no sólo a los “tradicionalistas” sino a todos los católicos. ¿Diría usted que esa meta se ha logrado?


Este argumento es propuesto o por aquellos que ignoran el trabajo de la Federación, o por aquellos que desean desacreditar nuestro movimiento. Aunque el movimiento se inició en la década del ’60 y principalmente fue motivado por un grupo de europeos cultos, esto se debió a que ellos estaban mejor posicionados, en ese momento, para lanzar tal movimiento. Desde entonces, la Federación se ha expandido a cada esquina del mundo, y la mayoría de los nuevos grupos se forma cubriendo todo el espectro social; entre sus líderes hay tanto hombres como mujeres.


La descripción “tradicionalista” se usa a menudo para indicar a alguien que ha experimentado la Forma antigua antes de que la nueva Misa fuera introducida en 1970, pero el Santo Padre está absolutamente en lo correcto al afirmar que los jóvenes han “encontrado el Misterio de la Santísima Eucaristía” y se han visto atraídos por él. Sin excepción, los nuevos grupos que se forman son organizados y dirigidos por jóvenes en sus veinte o treinta años. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando con pedidos de Indonesia, Kenya, Panamá y Japón. Todos estos grupos son dirigidos por jóvenes de menos de 35 años. Es bastante claro que el Santo Padre, con su preocupación pastoral por toda la Iglesia, está más a tono con los deseos de los fieles y los sacerdotes que muchos obispos que parecen no tener conocimiento o interés más allá de las fronteras de su propia diócesis. A medida que más y más personas descubren el usus antiquior, hay más pedidos de consejo y guía por parte de laicos para formar grupos de Una Voce.


Pero no son sólo laicos los entusiasmados con el resurgimiento de la Liturgia tradicional; también hay clérigos y religiosos. El número de sociedades sacerdotales y órdenes religiosas (tanto masculinas como femeninas) que usan el Misal tradicional está creciendo año a año. Y son predominantemente jóvenes. En nuestro website damos una lista, quizá incompleta: www.fiuv.org.


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Un año después de la reorganización de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (PCED), un movimiento largamente esperado por los fieles, ¿podemos decir que algo cambió en Roma? ¿Cree que es la institución apropiada para asegurar la aplicación justa y generosa del motu proprio?


No diría que la PCED fue reorganizada hace un año, sino que ha comenzado el proceso de su reorganización, lo que no es lo mismo. Aún se está desarrollando. Creo que para todos es claro que la PCED es ahora mucho más fuerte que lo que ha sido desde sus inicios, y esto es algo bueno. Recientemente aumentó mucho el área de su trabajo, por lo que probablemente haya un incremento apropiado en el número de los que allí trabajan, para tratar con la expansión de la tarea. Según mis observaciones, los signos son alentadores. Monseñor Pozzo es un excelente Secretario y administrador. Como nunca antes, todos los sacerdotes que han sido nombrados para trabajar en la Comisión celebran la Misa tradicional diariamente y tienen afinidad con los laicos que, como los miembros de la Federación Una Voce, desea dar culto al Dios Omnipotente según los libros que estaba en vigor en 1962.


No creo estar en el lugar de comentar acerca de si la PCED es o no la institución apropiada. Esta Comisión fue erigida por el Papa Juan Pablo II, y ahora ha sido ubicada en la Congregación para la Doctrina de la Fe por el Papa Benedicto XVI. El motu proprio no trata sólo sobre Liturgia, sino sobre los obispos, el clero, el laicado: ¿Qué Congregación o institución sería realmente apropiada?


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Usted estuvo en Roma a mediados de noviembre para presentar su informe a distintos prelados curiales. Sabemos que el reporte del 2009 fue muy apreciado por los documentos y fotografías que contenía acerca de las sesiones de práctica para los sacerdotes. ¿Podría decirnos cómo ha sido recibido este tercer informe?


Durante los seis días que estuve en Roma con Jason King, el vice-presidente, y con Rodolfo Vargas Rubio, el secretario, hemos tenido reuniones en las Congregaciones para el Culto Divino, para el Clero, para los Obispos, para la Educación Católica, en la Signatura Apostólica, en la Secretaría de Estado, y dos reuniones en la PCED. También tuvimos la fortuna de recibir invitaciones del Cardenal Burke a una recepción en el Colegio Norteamericano inmediatamente después del Consistorio del 20 de noviembre; y a la tarde siguiente nos reunimos con él en su oficina en el Palazzo della Cancelleria. Presentamos copias de nuestro informe en todos los dicasterios, y fueron bien recibidas. Aunque el informe está pensado en primer lugar para el Santo Padre y la PCED, también contiene información que es pertinente a todos los dicasterios. No es la práctica de la Federación el revelar las conversaciones privadas tenidas en Roma, pero la respuesta a nuestro informe fue de buena acogida.

7 de febrero de 2011

Fotos - Sancta Missa, Festividad de la Sagrada Familia

Imagenes de la Misa Tradicional, rezada por el R.P. Fray Miguel Tomás Olazabal Palou O.P., el pasado 09 de Enero, Festividad de la Sagrada Familia, en la Capilla Nuestra Señora de Lourdes.


















3 de febrero de 2011

En el Día de San Blas





San Blas es uno de los catorce Santos Auxiliadores, es decir aquellos a cuya invocación se atribuye desde antiguo una especial eficacia. Debió nacer en la segunda mitad del siglo III y era natural de Sebaste, en la provincia de Capadocia (que formaba parte de Armenia), donde estudió filosofía, aunque acabó decantándose por la medicina, que ejercía con gran ciencia y piedad, compadeciéndose de los enfermos necesitados. También se apiadaba de los animales, a los que curaba y que, como por instinto, acudían a él en busca de auxilio. Era tal su fama que fue elegido obispo de su ciudad natal. Habiendo el co-emperador Licinio, augusto en Oriente, desatado una cruel persecución contra los cristianos, Blas se retiró a la vida eremítica, viviendo en una caverna. Como a san Pablo ermitaño, los pájaros le llevaban su sustento y vivía rodeado de animales, a los que atendía y bendecía. Cierto día, durante una caza, acertaron a pasar por el paraje donde vivía el obispo de Sebaste los soldados del gobernador local, extrañados de no haber podido capturar ni una sola bestia (y es que todas se hallaban bajo la protección del hombre de Dios).



Capturado por la gente del gobernador, Blas fue conducido ante la presencia de éste. Por el camino una viuda se le acercó, pidiéndole que auxiliara a su hijo que se estaba ahogando al habérsele atragantado una espina de pescado. El santo obispo salvó al niño y obtuvo que un lobo restituyera un cerdo que había robado a la viuda dejándola sin sustento. El gobernador, una vez Blas estuvo ante él, le quiso obligar a sacrificar a los dioses, lo cual rechazó éste. Sometido a tortura y echado en una miserable prisión, la viuda a la que había socorrido le llevó pan y carne del cerdo para que comiera algo y una vela para alumbrar la tenebrosa mazmorra. Como se resistiera aún a renegar del cristianismo, el obispo fue mandado ahogar en un estanque cercano, pero al ser arrojado en él no se hundió. Entonces el gobernador lo mandó decapitar. Sucedía esto el año 316.



San Blas es especialmente invocado contra los males de garganta. En el día de su fiesta, el 3 de febrero, se bendicen en su honor y con una oración especial las candelas, las cuales, cruzadas, se ponen tocando la garganta a los fieles mientras se invoca sobre ellos la intercesión del santo para que se vean librados de las enfermedades y dolores de esa parte del cuello. También son bendecidos en el mismo día pan, vino, agua y frutos, es decir todo lo que puede ser deglutido y pasa por la garganta, para que el Señor nos libre de asfixiarnos o sofocarnos comiendo. La candela y el pan recuerdan los que dio la viuda a Blas cuando se hallaba en prisión. El culto de este santo se difundió en Europa desde el norte en los siglos XI y XI y se hizo muy popular, hasta el punto que el 3 de febrero llegó a ser día festivo. El Rituale Romanum trae los dos ritos de bendición relacionados con san Blas y que vale la pena que se los recordemos a nuestros sacerdotes.












1 de febrero de 2011

Fotos - Sancta Missa de Navidad

Imagenes de la Sancta Missa tradicional, celebrada por el P. Adolfo Calivar, en la Capilla de Nuestra Señora de Lourdes, el 25 de Diciembre de 2010.