En el día de San Francisco de Sales, Patrono de los Canónigos del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote, saludamos a nuestro querido amigo y colaborador de Una Voce San Juan, el padre (Canónigo) Raúl Esteban Olazábal, ICRSS, sacerdote sanjuanino residente en España de fervoroso apostolado en beneficio de la Santa Iglesia y la Misa de Siempre. Dios suscite santas vocaciones para esta congregación :
29 de enero de 2011
En el día de San Francisco de Sales.
23 de enero de 2011
Textos propios de la misa de la Conversión de San Pablo (25 de enero).
22 de enero de 2011
Santa Misa el martes 25 de enero de 2011.
21 de enero de 2011
Bendición de corderos en el día de Santa Inés
Santa Inés y el fiel servicio de algunas religiosas

Los lavan, los secan, los alimentan, los abrazan, los adornan festivamente. Quienes se ocupan de los dos corderos que el viernes 21 de enero, memoria litúrgica de santa Inés, serán presentados al Papa – y cuya lana será usada para confeccionar los sagrados palios – son las hermanas de la Sagrada Familia de Nazareth, que desde hace casi 130 años desarrollan esta singular y discreta tarea. Un encargo que se inserta en el carisma de la congregación – como nos ha dicho la superiora María Solecka - es decir, el de vivir según el estilo de la Sagrada Familia, en el ocultamiento y en el servicio a la Iglesia. Habla de esto en esta entrevista a nuestro periódico sor Hanna Pommianowska, una de las religiosas que viven desde hace más tiempo en la comunidad romana del Esquilino.
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¿Desde hace cuántos años os ocupáis de la preparación de los corderos?
Comenzó nuestra madre fundadora, la beata Frances Siedliska, en 1884. En aquel tiempo, eran las hermanas de otra congregación que se ocupaban de la preparación de los corderos para la fiesta de santa Inés, pero se trataba de una comunidad de religiosas ya ancianas. Su casa estaba al lado de la que la Siedliska abrió en el Esquilino, en Roma. Dado que nuestra primera comunidad estaba formada por muchas jóvenes, aquellas hermanas preguntaron a la superiora si estaba dispuesta a asumir aquella tarea. Y ella aceptó con gusto. Desde entonces, la tradición se repite: salvo algunos años en el período de la segunda guerra mundial, nos hemos encargado siempre de preparar los corderos para el rito.
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¿Qué ocurre cuando recibís los corderos?
El 20 de enero de cada año los trapenses de las Tre Fontane nos traen los dos corderos. Apenas los recibimos, los llevamos al último piso de nuestra casa, donde tenemos una gran terraza con la lavandería. Podéis imaginar que se convierten en la alegría de toda la comunidad, especialmente de las hermanas más jóvenes. La hermana encargada del cuidado de los dos corderos es Wanda Baran que, desde que llegó a Roma en los años de la segunda guerra mundial, se ocupa de ellos. En general es ayudada por otras tres o cuatro religiosas. Lo primero que hacemos es lavarlos. Los ponemos en un lavadero y con el jabón para niños eliminamos delicadamente la suciedad. Luego los secamos: antes se hacía con paños, ahora con el secador de pelo. Somos muy cuidadosas en no dejar húmedo su pelo porque son pequeños y podrían enfermarse. Por eso calentamos bien el ambiente. Después de secarlos, los ponemos dentro de una tina recubierta de paja y cerrada con telas, para que no tomen frío. Les damos de comer heno y en ese momento están listos para transcurrir la noche en la lavandería.
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¿De qué modo son adornados?
En la mañana siguiente es decir, el día de la fiesta de santa Inés, les ponemos una especie de capa sobre el lomo. Para un cordero es de color rojo, en recuerdo del martirio de la santa; para el otro es blanco, en recuerdo de su virginidad. Sobre las dos capas hay tres letras: por una parte, s.a.v., que es por santa Inés virgen; y por otra, s.a.m., es decir, santa Inés mártir. Luego entrelazamos dos coronas de flores – una de color rojo y una blanca – y se las ponemos sobre la cabeza. Les ponemos también moños en las orejas. Después de esta suerte de vestición, los dos corderos son puestos juntos dentro de una cesta. Nos vemos obligadas a atarlos para evitar que escapen: de hecho, una vez he visto a un cordero dar un salto y escapar del altar. Los dos animales están así listos para la ceremonia.
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¿Qué sucede luego?
Hacia las nueve de la mañana vienen algunos empleados de la basílica Lateranense, que llevan los dos corderos a Santa Inés Extramuros, en la vía Nomentana. Apenas llegan allí, son puestos sobre el altar de la santa y bendecidos con el tradicional rito. Terminada la ceremonia en la basílica de santa Inés, algunos sediarios pontificios llevan con un vehículo los dos corderos al Palacio Apostólico, donde son presentados al Papa.
¿Vosotras estáis presentes también en el rito en el Vaticano?
Dos de nuestras hermanas, aquellas que en general festejan el jubileo de profesión religiosa, son admitidas en la capilla de Urbano VIII del Palacio Apostólico, en presencia del Papa, donde asisten personalmente a la ceremonia.
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18 de enero de 2011
Cátedra de San Pedro en Roma

Habiendo triunfado del demonio en el oriente, San Pedro fue a combatirle en Roma con indoblegable energía. Él que en otro tiempo había temblado ante las palabras de una criada, no temía ahora la fortalezas misma de la idolatría y de la superstición. La capital del Imperio y del mundo, el centro de la impiedad, necesitaba del celo del Príncipe de los Apóstoles. El Imperio Romano había extendido sus dominios más lejos que cualquiera de las precedentes monarquías, y la influencia de su capital era de máxima importancia para la difusión del Evangelio. Por ello San Pedro se reservó Roma, para predicar la fe y establecer su sede episcopal. De él han recibido la sucesión todos los obispos de Roma, en todas las épocas. Cayo, un sacerdote romano que vivió en el tiempo del Papa Ceferino, (a quien Eusebio cita en Hist. eccl., lib. II, c. 25), afirma expresamente que San Pedro y San Pablo fundaron la Iglesia de Roma. El mismo autor nos dice que los restos de San Pedro descansaban en la colina del Vaticano, y los de San Pablo en el camino de Ostia. San Dionisio, Obispo de Corinto (siglo II), relata igualmente que San Pedro y San Pablo plantaron la fe en Roma y allí fueron coronados con la palma del martirio. En el mismo siglo, San Ireneo dice que Roma es "la más grande y antigua de las Iglesias, fundada por los dos gloriosos Apóstoles, Pedro y Pablo".
Baste con indicar por el momento que, según algunos arqueólogos, la reliquia material conocida como "la cátedra de San Pedro", que se conserva en un relicario de bronce esculpido por Bernini en el altar de la basílica de San Pedro: en Roma, es un elemento importante del desarrollo histórico de las dos fiestas. Algunos acentúan el hecho de que San Pablo (Rom. XVI, 5) envía saludos a "la iglesia desde la casa de Prisca y Aquila", con lo cual parece hacer mención de un sitio de reunión de los cristianos de Roma, y arguyen que una silla tan portátil como lo es la reliquia, podía fácilmente ser un trono episcopal improvisado en una casa privada. Por consiguiente, la reliquia puede ser "la primera cátedra ocupada por San Pedro en Roma", aunque después de algunos años se haya construido una cátedra fija en el sitio de reunión de los cristianos. En todo caso, es curioso notar que la casa de Prisca y Aquila parece haberse convertido, con el tiempo, en la actual iglesia de Santa Prisca en el Aventino, y que la fiesta de la dedicación de esa iglesia se celebraba el 22 de febrero. Por otra parte, la conmemoración de Santa Prisca, mártir, se celebra el 18 de enero. Pero es evidente que las pruebas que se basan en fundamentos tan débiles, se reducen a meras conjeturas. Lo único que sabemos con certeza es que desde fines del siglo VI, época de la compilación del llamado Martyrologium Hieronymianum, el occidente ha celebrado el 18 de enero la fiesta de la cátedra de San Pedro en Roma.
· Fuente: Vidas de los Santos, de Butler. Vol. I.
8 de enero de 2011
7 de enero de 2011
Cinco Años "Ad Orientem"
Cinco años “ad orientem”
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Presentamos nuestra traducción del testimonio del padre Mark Daniel Kirby que, cinco años después de haber celebrado por primera vez la Santa Misa ad orientem, comparte su experiencia y enumera diez ventajas de esta orientación. El Padre Kirby es el prior del Monasterio benedictino de Nuestra Señora del Cenáculo en Tulsa, establecido por el obispo local, Mons. Slattery, con la misión de la adoración eucarística por la santificación de los sacerdotes.
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Dando un paso
El día 17 de diciembre de 2010 señalará el quinto aniversario de mi posición ad orientem ante el altar para el Santo Sacrificio de la Misa. Comencé a ofrecer la Santa Misa exclusivamente ad orientem en el Monasterio de la Cruz Gloriosa, donde trabajé por varios años como capellán. Preparé el cambio en Adviento de 2005 con una catequesis pastoral y mistagógica apropiada.
Luego vino Summorum Pontificum
Después del 14 de septiembre de 2007, Summorum Pontificum facilitó bastante la celebración del rito tradicional de la Santa Misa y, desde que asumí mi misión en Tulsa, he ofrecido la Forma Extraordinaria diariamente, no teniendo ningún deseo y no viendo ninguna necesidad, en el contexto de la vida monástica contemplativa, de celebrar en la Forma Ordinaria.
No es un retroceso
Dicho esto, después de cinco años ofreciendo la Santa Misa ad orientem, puedo decir que yo no quiero tener que volver a la posición versus populum. Cuando viajo, sin embargo, algunas veces estoy obligado a celebrar versus populum, especialmente en Irlanda, Francia e Italia; esto me deja con un sentimiento de inadecuación extrema. Sufro de lo que puedo describir como una falta de pudeur sagrado, o modestia frente a los Santos Misterios. Cuando me veo obligado a celebrar versus populum, siento visceralmente, por así decir, que hay algo muy errado – teológica, espiritual y antropológicamente – con el ofrecimiento del Santo Sacrificio en dirección a la asamblea.
Diez ventajas
¿Cuáles son las ventajas de la posición ad orientem en el altar, habiéndolo experimentado a lo largo de los dos últimos años? Puedo pensar de inmediato en diez:
1. El Santo Sacrificio de la Misa se vive como teniendo una dirección y enfoque teocéntrico.
2. Los fieles son salvados del tedioso clerocentrismo que ha alcanzado a la celebración de la Santa Misa en los últimos cuarenta años.
3. Volvió a ser evidente que el Canon de la Misa (Prex Eucharistica) está dirigido al Padre, por el sacerdote, en el nombre de todos.
4. El carácter sacrificial de la Misa es expresado y afirmado maravillosamente.
5. Casi imperceptiblemente se descubre el acierto de rezar silenciosamente en determinados momentos, de recitar determinadas partes de la Misa suavemente y de cantar otras.
6. Permite al sacerdote celebrante tener el beneficio de una santa modestia.
7. Me encuentro cada vez más identificado con Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote y Hostia perpetua, en la liturgia del santuario celestial, más allá del velo, frente al rostro del Padre.
8. Durante el Canon de la Misa, soy bendecido con un profundo recogimiento.
9. Las personas se han vuelto más reverentes en su comportamiento.
10. Toda la celebración de la Santa Misa ha ganado en reverencia, atención y devoción.
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Fuente: Fratres in unum
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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6 de enero de 2011
Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo

El 6 de enero, día de Reyes, la Iglesia celebra en su liturgia la festividad de la Epifanía, que significa “manifestación”. Tres hechos se conmemoran: la adoración de los Reyes Magos, el bautizo de Cristo en el Jordán y el milagro de las bodas de Caná. En estas tres ocasiones quedó patente que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, el Verbo encarnado, el Mesías, el Salvador del género humano.La tradición ha vinculado a la Epifanía dos bendiciones: la del agua en la Noche de Reyes y la de las casas en el día. La primera proviene de Oriente, teniendo su origen en Egipto y está atestiguada por san Juan Crisóstomo (347-407), quien refiere que la gente acudía hacia la media noche para tomar del agua que se bendecía en recuerdo de la santificación de las aguas obrada por Jesucristo al bajar al Jordán para ser bautizado por Juan. Esa misma agua se reservaba en las casas para hacer uso de ella durante todo el año como un sacramental eficaz. La costumbre pasó a Occidente a través de los países germánicos, donde se consagraba la llamada “agua de los Tres Reyes” durante una ceremonia que data de los siglos XI-XII y que se desarrollaba en la Vigilia de la Epifanía. Más tarde, el rito la bendición de esta agua quedó fijado en una ceremonia muy solemne, simbólica y elaborada, que fue aprobada por la Sagrada Congregación de Ritos (decreto del 6 de diciembre de 1890), entrando así en el Rituale Romanum (tit. IX, cap. IX).La bendición de las casas está muy relacionada con el significado de la triple conmemoración de la Epifanía. Los Reyes llegados de Oriente entran en la casa indicada por la estrella y, encontrando en ella al Niño Jesús con la Virgen María, su Madre, postrándose le adoran y le ofrecen sus dones. De modo semejante, la Iglesia, en honor de la Sagrada Familia, santifica las casas de sus hijos y les dispensa los dones de sus tesoros espirituales, con los cuales también pueden obtener prosperidad material. Jesucristo es bautizado en el Jordán y se anuncia con ello la nueva regeneración; el agua se convierte en signo de purificación y de vida. Las casas son, pues, purificadas de toda asechanza del enemigo maligno y los que en ellas moran están llamados a vivir la nueva vida divina de la gracia. El episodio de las bodas de Caná nos muestra que Jesús santifica a la familia, la familia basada en el matrimonio cristiano, imagen del sagrado consorcio que une a Cristo y a su Iglesia. El milagro de la conversión del agua en vino significa, además, que Dios no sólo concede bienes materiales, sino sobre todo bienes espirituales para la vida eterna. Y eso es lo que quiere la Iglesia para las casas de las familias cristianas al otorgarles esta bendición del día de Reyes. Resumiendo, hoy bendecimos nuestras casas porque “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, la del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Prólogo de san Juan).En los países germánicos, después de bendecir las casas se solía escribir bajo el dintel de la puerta la fórmula “Christus Mansionem Benedicat”, en la cual se ha visto un acróstico de las iniciales de los Reyes Magos: C(asparus), M(elchior), B(althasar). Se empleaba para ello un lápiz bendito o un trozo de tiza: de ahí la bendición de la tiza (benedictio cretae) destinada a las inscripciones sagradas, asociada también a este día.La bendición de las casas en Epifanía es una costumbre que no deberíamos perder. En medio de los regocijos navideños nos ayuda a acentuar el carácter familiar de los mismos, no sólo por lo que atañe a lo consanguíneo, sino también a lo espiritual. Llamar a nuestro párroco para que bendiga nuestra casa contribuye a estrechar los vínculos con la familia parroquial y, a través de ella, con la gran familia sobrenatural que es Nuestra Santa Madre Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, del que somos miembros. También es una buena manera de comenzar el año civil, religiosamente, invocando las bendiciones del buen Dios, que vela, Providente y Misericordioso, por sus criaturas y está dispuesto a derramar sus bendiciones a quienes se las pidan. Los regalos que se dan a los niños en este día de Reyes pueden cobrar así un carácter de celebración y de júbilo por haber sido visitado nuestro hogar por Dios. También pueden simbolizar los dones que esperamos recibir durante el año. Y, aunque la bendición del agua de Reyes se haya rarificado hasta el punto de haberse casi perdido, no estaría de más recordársela a nuestros sacerdotes para beneficiarnos de su hermosa liturgia y del sacramental que por ella se confecciona. Es muy oportuno también que en esta ocasión renovemos las promesas de nuestro bautismo y hagamos profesión de fe católica y de amor a Jesucristo, la Virgen y san José, consagrándoles nuestras familias.
Antiphona. Ab Oriénte venérunt Magi in Béthlehem, adoráre Dóminum: et, apertis thesáuris suis, pretiósa múnera obtulérunt, auri Regi magno, thus Deo vero, myrrham sepultúrae ejus. Alleluja.
Canticum Beatae Mariae Virginis
Magnificat * anima mea Dominum ;Et exsultavit spiritus meus * in Deo salutari meo.Quia respexit humilitatem ancillae suae: * ecce enim ex hoc beatam me dicent omnes generationes.Quia fecit mihi magna qui potens est: * et sanctum nomen ejus,et misericordia ejus a progenie in progenies * timentibus eum.Fecit potentiam in brachio suo, * dispersit superbos mente cordis sui,deposuit potentes de sede, * et exaltavit humiles,esurientes implevit bonis, * et divites dimisit inanes.Suscepit Israel puerum suum, * recordatus misericordiae suae,sicut locutus est ad patres nostros, * Abraham et semini ejus in saecula.Gloria Patri, et Filio, * et Spíritui Sancto.Sixut erat in principio, et nunc et semper, * et in saecula saeculorum. Amen.Interea aspergitur et incensatur domus, et in fine repetitur Antiphona : Ab Oriénte venérunt, etc.Pater noster secreto usque adV. Et ne nos indúcas in tentatiónem.R. Sed líbera nos a malo.V. Omnes de Saba vénient.R. Aurum et thus deferéntes.V. Dómine, exáudi oratiónem meam.R. Et clamor meus ad te véniat.V. Dóminus vobiscum.R. Et cum spíritu tuo.
Oratio
Orémus. Deus qui hodiérna die Unigénitum tuum géntibus stella duce revelásti concéde propítius ut qui iam Te ex fide cognóvimus usque ad contemplándam spéciem tuae celsitúdinis perducámur. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritu Sancti Deus per ómnia saécula saeculórum. R. Amen.Responsorium. Illumináre, illumináre, Jerúsalem, quia vénit lux tua : et glória Dómini super te orta est, Jesus Christus ex María Vírgine.
V. Et ambulábunt Gentes in lúmine tuo : et reges in splendóre ortus tui.R. Et glória Dómini super te orta est.
Oratio
Oremus. Béne+dic, Dómine, Deus omnípotens, locum istum (vel domum istam) : ut sit in eo (ea) sánitas, cástitas, victóriae virtus, humílitas, bónitas et mansuetúdo, plenitúdo legis et gratiárum áctio Deo Patri, et Fílio, et Spíritui Sancto ; et haec benedíctio máneat super hunc locum (vel hanc domum), et super habitántes in eo (ea). Per Christum Dóminum nostrum. R. Amen.
Cántico de la Santísima Virgen
Proclama mi alma la grandeza del Señor, * se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador.Porque ha mirado la humillación de su esclava: * por eso desde ahora me felicitarán todas las generaciones.Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: * y su nombre es santo.Su misericordia llega a sus fieles * de generación en generación.Él hace proezas con su brazo: * dispersa a los soberbios de corazón,Derriba del trono a los poderosos * y enaltece a los humildes.A los hambrientos los colma de bienes * y a los ricos los despide vacíos.Auxilia a Israel, su siervo, * acordándose de su misericordia.Como lo había prometido a nuestros padres, * en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.Gloria al Padre y al Hijo * y al Espíritu Santo.Como era en el principio y ahora y siempre * y por los siglos de los siglos. Amén.Durante el canto del Magníficat, el sacerdote asperje e inciensa la casa. Al final, se repite la antífona Ab Oriénte venérunt, etc.Padre nuestro en secreto hastaV. Y no nos dejes caer en tentación.R. Mas líbranos del mal.V. Todos acudirán desde Saba.R. Trayendo oro e incienso.V. Señor, escucha mi oración.R. Y hasta Ti llegue nuestro clamor.V. El Señor sea con vosotros.R. Y con tu espíritu.
Oración
Oremos. Oh Dios, que en el día de hoy revelaste a las naciones a tu Unigénito por la estrella conductora, concédenos propicio que ya que te hemos conocido por la fe, seamos llevados a la contemplación de la belleza de tu excelsitud. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. R. Amen.Responsorio. Ilumínate, ilumínate, oh Jerusalén, pues llega el que es tu luz y la gloria del Señor ha aparecido sobre ti: Jesucristo, nacido de la Virgen María.
V. Caminarán las naciones bajo tu luz y los reyes en el esplendor de tu amanecer.R. La gloria del Señor ha aparecido sobre ti.
Oración
Oremos. Ben+dice, oh Señor, Dios todopoderoso, este lugar (o esta casa) : para que haya en él (ella) salud, castidad, la fuerza de la victoria, humildad, bondad y mansedumbre, la plenitud de la ley y acción de gracias a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo; y que esta bendición permanezca sobre este lugar (o esta casa) y sobre sus moradores. Per Cristo nuestro Señor. R. Amén.