La misa de hoy hace referencia a las cinco principales Llagas de Nuestro Señor, provocadas por la crucifixión y la lanzada de san Longinos. Muchas otras surcaban las divinas carnes de Jesús: las provocadas por la cruel flagelación y por las caídas, las de la corona de espinas, la del hombro sobre el que cargó con el madero por la calle de Amargura camino del Calvario. Sin embargo, las que son objeto de especial devoción son las primeras. Las de los clavos provocaron nuevas y especialmente graves hemorragias, que consumaron la redención, y la de la lanza, causada post-mortem, abrió el Sagrado Corazón, haciendo manar una efusión de gracia de la que nació la Iglesia.
La consideración de las Santas Llagas nos lleva a pensar en todos los accidentados, en los que sufren de enfermedades que los ulceran, pero también en todos aquellos a los que atraviesan los dardos de la maledicencia, de la calumnia, de las injurias, de las ofensas, de las detracciones, de las murmuraciones; los que son moralmente crucificados; los que padecen en su fama, en su honor y buen nombre; los que son víctimas de las lanzadas de la mala fe y la mala voluntad; los que sangran por la ingratitud, la indiferencia y el desdén con los que son tratados; todos los corazones afligidos y atormentados, en fin. Acordémonos de encomendarlos a todos a Jesús víctima para que en su Corazón divino y misericordioso encuentren el bálsamo lenitivo y curativo de sus sufrimientos.
Las Cinco Llagas son representadas esquemáticamente en la Heráldica mediante una cruz potenzada cantonada de cuatro crucetas, todas de gules (rojo), representando la primera la llaga del costado y las demás las llagas de las santas extremidades. Las Cinco Llagas así dispuestas fueron adoptadas como blasón por la Orden de Caballeros del Santo Sepulcro; también constituyeron las armas del Reino latino de Jerusalén, pero en oro, derivando de ellas el escudo de Portugal.
Consignamos, a continuación, el ejercicio de la adoración de las Cinco Llagas, que es muy útil rezar todos los viernes del año y también como visita a Jesús Crucificado en nuestras iglesias y para cerrar el Vía crucis.
ADORACIÓN DE LAS CINCO LLAGAS
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Acto de contrición.- Al estar de rodillas ante Vuestra imagen sagrada, oh Salvador mío, mi conciencia me dice que yo he sido él que os ha clavado en la cruz, con estas mis manos, todas las veces que he osado cometer un pecado mortal. Dios mío, mi amor y mi todo, digno de toda alabanza y amor, viendo como tantas veces me habéis colmado de bendiciones, me echo de rodillas, convencido de que aún puedo reparar las injurias con que os he inferido. Al menos os puedo compadecer, puedo daros gracias por todo lo que habéis hecho por mí. Perdonadme, Señor mío. Por eso, con el corazón y con los labios adoro con toda unción vuestras cinco llagas como otros tantos canales de los que dimana vuestra gran misericordia.
A la llaga del pie izquierdo
Adoro, Jesús mío, la llaga de vuestro pie izquierdo y por ella os suplico perdón por tantas veces como he dado malos pasos, emprendiendo así el camino de la perdición. Apartadme, Señor, de él, y enderezadme por el camino de vuestros santos mandamientos. Pater, Ave y Gloriapatri
A la llaga del pie derecho
Adoro, Jesús mío, la llaga de vuestro pie derecho y por ella os suplico perdón por tantas veces como he pisoteado vuestra Santa Ley y los preceptos de la Santa Madre Iglesia. Que en adelante sepa aplastar, con la ayuda de vuestra santa gracia, las tentaciones e insidias de la serpiente antigua, que acecha el calcañar de los hombres. Pater, Ave y Gloriapatri
A la llaga de la mano izquierda
Adoro, Jesús mío, la llaga de vuestra mano izquierda y por ella os suplico perdón por todas las malas obras de mis manos y por los escándalos de los que haya sido ocasión por ellas. Os ruego, Redentor mío, que me concedáis diligencia para reparar el daño que haya podido causar. Pater, Ave y Gloriapatri
A la llaga de la mano derecha
Adoro, Jesús mío, la llaga de vuestra mano derecha y por ella os suplico perdón por todas las veces que no he tendido una mano caritativa a mi prójimo necesitado. Imploro, Señor, la gracia de ser misericordioso con mis hermanos como Vos lo sois conmigo. Pater, Ave y Gloriapatri
A la llaga del santísimo costado
Adoro, Jesús mío, la llaga de vuestro santísimo costado y por ella os suplico perdón por mi ingratitud, al no haber correspondido a vuestras bondades. Abridme, Dios y Señor mío, vuestro Corazón Sacratísimo y que me inflame y consuma en el fuego inextinguible de vuestro Divino Amor. Pater, Ave y Gloriapatri
V. Adorámoste, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Oración a la Madre dolorosa
¡Oh Virgen Santísima, Madre de Dolores, que al pie de la Cruz asististeis a la agonía y muerte de vuestro Divino Hijo! Me compadezco con Vos por la tortura que debió significar para vuestro amabilísimo y purísimo Corazón ver cómo clavaban los pies y las manos de Jesús al madero y cómo fue atravesado por la lanza del soldado aquel Cuerpo al que disteis carne de vuestra carne y sangre de vuestra sangre. Obtenedme de la Divina Misericordia que no renueve con mis pecados vuestras penas y que sepa consolaros con una vida santa y una cordialísima y verdadera devoción a Vos, que es signo de predestinación, y para más obligaros os saludo con una Salve Regina…
Sancta mater, istud agas,
Crucifixi fige plagas
Cordi meo valide.
SACRORUM QUINQUE VULNERUM D.N.I.C.
Graduale
Allelúja, allelúja. V. Ave, Rex noster: tu solus nostros es miserátus erróres: Patri obédiens, ductus es ad crucifigéndum, ut agnus mansuétus ad occisiónem. Allelúja. V. Tibi glória, hosánna: tibi triúmphus et victória: tibi summae laudis et honóris coróna. Allelúja.
Evangelium
+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem (Joann. XIX, 28-35). IN illo témpore: Sciens Jesus quia ómnia consummáta sunt, ut consummarétur Scriptúra, dixit: Sítio. Vas ergo erat pósitum acéto plenum. Illi autem spóngiam plenam acéto, hyssópo circumponéntes, obtulérunt ori ejus. Cum ergo accepísset Jesus acétum, dixit: Consummátum est. Et inclináto cápite trádidit spíritum. Judaéi ergo (quóniam Parascéve erat) ut non remanérent in cruce córpora sábbato (erat enim magnus dies ille sábbati), rogavérunt Pilátum, ut frangeréntur eórum crura, et tolleréntur. Venérunt ergo mílites: et primi quidem fregérunt crura, et altérius, qui crucifíxus est cum eo. Ad Jesum autem cum veníssent, ut vidérunt eum jam mórtuum, non fregérunt ejus crura, sed unus mílitum láncea latus ejus apéruit, et contínuo exívit sanguis et aqua. Et qui vidit, testimónium perhíbuit: et verum est testimónium ejus. Credo
Insurrexérunt in me viri iníqui: absque misericórdia quaesiérunt me interfícere: et non pepercérunt in fáciem meam spúere: lánceis suis vulneravérunt me, et concússa sunt ómnia ossa mea.
Secreta
MAJESTÁTI tuae, quaésumus, Dómine, accépta sint dona: in quibus ipsa Unigéniti tui Vúlnera tibi offérimus, nostrae prétia libertátis. Per eúmdem Dóminum. R. Amen.
Praefatio de Cruce
Communio
(Ps. XXI, 17-18) Fodérunt manus meas et pedes meos: dinumeravérunt ómnia ossa mea.
Postcommunio
REFÉCTI vitálibus alimóniis, quaésumus, Dómine Deus noster: ut qui Vúlnera Dómini nostri Jesu Christi hódie devóte cólimus ; haec in nostris córdibus impréssa, móribus et vita teneámus. Per eúmdem Dóminum. R. Amen.
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